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Para M.C.R |
Ven, y despertarás mis alegrías;
encenderás con tu pupila inquieta
el alma taciturna del poeta
que te canta sus Hondas agonías.
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Mis horas son muy vagas y sombrías
bajo esta soledad muda y secreta;
y tu mirada mística y discreta;
disipará la sombra de mis días. . .
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Ven y dame el tesoro de tu risa
que todo lo perfuma y diviniza
como una bendición sagrada y franca;
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y en cambio yo, para tu tersa frente
un beso te enviaré, mudo y ardiente,
entre los pliegues de una estrofa blanca.
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Colón, enero de 1913.
Publicado en: Revista Nuevos Ritos, Año 6, Nº 126 de mayo 15 de 1913.
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