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Sólo, bajo el recuerdo de otros días,
de dulces confidencias amorosas,
peregrino por calles silenciosas
en mis tardes dolientes y sombíias….
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Cómo huyeron mis viejas alegrías,
cual bandada de errantes mariposas,
y cómo se perdieron presurosas
para dar paso a mis melancolías!
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Cubiertas por las sombras del pasado
se alzan aquellas tardes que, a mi lado,
pasaste alguna vez dulce y tranquila;
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tardes en que me dabas, riente y loca,
una amarga palabra con la boca,
y una frase de amor con la pupila!
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Colón, enero de 1913.
Publicado en: Revista Nuevos Ritos, Año 6, Nº 126 de mayo 15 de 1913.
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