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(Panameñas)
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Cuando vayas a Taboga
panameña, mi ángel lindo,
no te sientes a la sombra
de frondoso tamarindo.
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No descanses. Sube al cerro,
y al bajar a la Restinga
no te olvides de traerme
la más dulce de las piñas.
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Tengo una penita negra
que me tiene entristecido.
Es porque tengo una suegra
desde que soy tu marido.
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En el río de la Villa
no te bañes, panameña,
porque allí también iría
yo a tomarte por sirena.
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Aunque del Istmo te ausentes
no pierdas toda esperanza:
tú sabes que el amor crece,
con la ausencia y la distancia.
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Cuando muera el Bardo Negro
no te pongas a llorar,
ni te pongas negro traje,
sino traje liberal.
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A Santiago de Veraguas
vente conmigo trigueña,
y no te pongas celosa
si ves a las santiagueñas.
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Cuando expire, mis cantares
nunca dejes de cantar:
mientras mis cantares cantes
siempre vivo me tendrás.
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Panamá - 1909.
Publicado en: Nuevos Ritos, Nº 57-58 de 15 de enero de 1910.
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