¡Demetrio Herrera
trovador
del barandal tristísimo!
Garcilaso del humo callejero.
En la ventana
herida
y panameña
cantaba
el lirio anaranjado
de tu trino.
Conquistaste
el laurel
de todas las derrotas,
ganaste
la derrota
de todos los laureles.
Con tu negra sonrisa
y tus palabras blancas
de azul fraternidad,
andabas
por calles
y dolores,
por barrios
y fogones
de apagada bandera.
Eran tus huesos
corazones
de calcio innumerable.
¡Bronces reconstruidos
por el atómico martillo
de la vida!
En la cantera cristalina
del gerundio,
en la fábrica
colectiva
de glóbulos y liras,
tu molde de juglar,
tu sílaba inicial
y proletaria concebidas.
¿Quién no recuerda
tu garra
de ángel poético?
¿Y el alma guitarrista
que usabas saludando?
¿Tu camisa custodiada
por un tórax
de botón y mancuernas?
¡Camarada
de madera y de estrella!
Te amamos doblemente:
por tu tinta de pólvora
y lucero,
por tu rostro de pluma
y guayacán.
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Pini-Ibé, Nº 1, marzo de 1958.
Publicado en: Itinerario de la Poesía en Panamá, Ediciones del Centenario, 2003.
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