Oculta en los pianos y los guantes,
en los toros de luto y las serpientes,
en los pumas de cobre y en los dientes
de la ira enamorada, con que espantes

a la sangre dormida. Cuando cantes,
y celebres las cosechas, los durmientes,
los infieles en sus lechos ardientes
o en mitad de la tierra, olivos plantes.

Débil flor es la sangre que circunda
el corazón del hombre y su poesía.
Y, sin embargo, es fuerte su elegía.

Por eso olvida ya el deleite, inunda
hoy tu rostro de flores y epitafios,
que todos estos muertos son los míos

Publicado en: Revista Lotería. No. 251-252 (enero-febrero, 1977). Lotería Nacional de Beneficencia, Panamá, 1977.