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Hoy la recuerdo a mi pesar. . . .Y surge
de las mismas entrañas de mi historia
y con doliente súplica me urge
para que más la adhiera a mi memoria.
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Y al recordarla en el instante miro
el balcón donde vi por vez primera
cintilar su pupila de zafiro
sobre el azul de la celeste ojera.
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Miro otra vez los trémulos doseles
que en su ventana entretejiera Flora,
donde asomaba en marco de claveles
cuando era apenas niña soñadora.
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Miro otra vez sus blancas vestiduras;
la contemplo otra vez de blanco toda,
cual si soñaran siempre sus ternuras
con la plácida noche de la boda.
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Después!. . . .Después!. . . .El trágico descenso!
oculto en el prostíbulo el querube!
su virtud, como el humo del incienso,
dejó su aroma y se perdió en la nube!
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Después!. . . .las noches! El placer! La orgía!
amante sin amor de un viejo verde!
Después. . . .la calma estúpida y sombría
del que ignora el valor de lo que pierde
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Luego. . . .dolerse de incurable herida;
sentir que en el dolor nadie nos nombra;
sentir que el mismo corazón se asombra
al contemplar nuestra fatal caída,
y ver que entre las sombras de la vida
somos tan solo imperceptible sombra!
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Tal su leyenda. . . .Hoy siento, al recordarla,
estremecerse el propio pensamiento;
quisiera de mi espíritu arrancarla
y deshojar sus páginas al viento.
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Pero Ella surge del Pasado. . . .surge
de las mismas entrañas de mi historia
y con doliente súplica me urge
para que más la adhiera a mi memoria.
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Publicado en: La Copa de Amatista.
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