Qué triste es quedarse en casa
si hay alegría en el alma
y el corazón pide a gritos
castañuelas y maracas.
Cuando se es joven y alegre,
qué triste es quedarse en casa.
El alma a oscuras y sola
como lámpara apagada,
y una angustia inexplicable
amarrada a la garganta.
Qué triste se me hace el cuarto
hoy que tengo alegre el alma.
Y pensar que el tiempo corre
(sólo se le ve la espalda),
que la muerte anda rondando
y la juventud se acaba.
Qué triste se me hace el cuarto
hoy que tengo alegre el alma.
Prisiones que nos formamos
(que prisión es esta casa),
y el corazón pide a gritos
castañuelas y maracas.
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