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Niña recién nacida,
pedacito tierno
de carne sin conciencia,
aurora de una vida,
yo te he visto llorar.
En tu cunita humilde
formas un cuadro triste
de dolor e impotencia,
signo de lo fatal. |
Tus manecitas suaves,
tus piececitos rojos,
agitas en los aires
como ahuyentando el mal.
He mirado en tus ojos
y he visto los graves
signos de la tristeza;
de ese mal que la ciencia
no ha podido explicar. |
¿De dónde vienes niña?
¿Dónde prendió la chispa
misteriosa que anima
el misterio profundo
de tus negras pupilas?
¿Por qué llegas tan triste?
se diría que presientes
todo el dolor de un mundo
que de gloria se viste,
que vive de mentiras
y no piensa ni siente. |
Niña recién nacida,
si mañana la vida
te acecha y te tortura,
deja sangrar la herida
y responde a la ofensa
con amor y ternura.
Mas al mundo desprecia
si airado te rechaza.
Haz de tu alma bandera;
del corazón coraza
contra todo dolor.
Alza altiva la frente,
renueva tu esperanza,
que mi alma ya presiente
otro mundo mejor. |
Del libro: Momentos Líricos
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