Tú sabes bien que tengo muchas cosas que decirte…. Tú sabes que soy cobarde ante ti….Pero… sabes por qué callo cuando te miro? Porque temo…temo que mis palabras sean el hálito emponzoñado que empañe el límpido cristal de tus ingenuos dieciséis años.
Sé que mis palabras balbucientes que susurrarían a tu oído te harían estremecer con los espasmos de lo Desconocido….
Por qué me miras así? No temas, escucha:
Cuando yo iba sólo, cuando marchaba sin rumbo y tú apareciste en la curva de mi sendero envuelta en cendales de ilusión, mis ojos sintieron la irradiación de la luz, mis oídos percibieron la música de tus pasos, y mis manos se tendieron hacía ti, oh Presentida! Y mis labios modularon salmos de salutación.
Y a pesar de que nunca mis ojos se habían recreado con la magia de tus encantos, el corazón te reprochó dulcemente:“Oh Bien Amada! Por qué has tardado tanto? Hace tiempo te esperaba! Te he amado en el rayo de la luna que besó con ósculo de luz mis pupilas brumosas de ensueño; te he amado en el trino del ruiseñor enamorado cuando en el ramaje florecido hacía dúo al canto de melancolía que arranqué a los cordajes de mi lira; te he amado en el perfume de las brisas que en secreto me hablaron de ti; te he amado en la luz de plata de la estrella lejana que nacía tras los montes esmeralda con la agonía escarlata del sol; te he amado en el encanto melancólico de los vésperos amatistas de los atardeceres abrileños…. Oh la amada Presentida! Cuánto has tardado! Dulce Samaritana! Dame a beber en sueño en el hueco de tus manos liliales….!
Ta has quedado pensativa y me miras asombrada con un gesto de reproche y asombro: he descorrido el velo de tu inocencia; he sido la sombra de un ala fatídica que ha empañado por un momento la tersura de las aguas serenas de ese lago ideal por donde bogaba plácidamente la góndola azul de tus ensueños floridos al compás del cántico a la Juventud que entonan tus felices dieciséis años….
Nacho Valdés.
Cuento publicado en: Cuentos panameños de la ciudad y del campo.
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