 |
|
|
|
No hay soledad más rica
que la que gozo contigo
ni forma de amar el mundo
con más luz y más en tibio
que cuando a tu lado, amando
contigo, no a ti, lo vivo.
Tu alma suave, abierta y clara,
duro mi amor y con filo,
¿cómo no haberte pasado?,
¿cómo no haberte perdido?
|
Yo ya no sé ni si existes
ni si estás aquí conmigo,
porque yo ya no te toco,
amada, ya no te miro;
mas cuanto veo en el mundo,
cuanto en él toco y respiro,
tiene el color de tu alma
y el calor del amor mío.
Teñiste de tu alma el mundo
y mi amor te ha trascendido.
|
Es como si no te amara
pero mi amor fuese el mismo,
como si hubieras ya muerto,
como si hubieras partido,
y el mundo fuera la casa
en donde habías vivido,
y yo oyera en él canciones
brotando desde el olvido,
atravesando silencios
agujereados de ruido.
|
¡Qué solo, contigo, amada!
¡Qué soledad más contigo!
¡Amor, tú aquí, qué lejana!
¡Amor, que lejos conmigo!
|
Del libro: Amor no a ti, contigo, 1965.
Publicado en:
Revista Lotería, Edición Especial I – Octubre de 1998.
|
|
|
|
|
|
 |