Acuérdate de mí cuando te acuestes.
Quiero habitar tu pensamiento entonces
para pararme rígido en su entrada
y guardarte tu sueño y tu reposo
libre de pesadillas y fantasmas.
Llámame sin temor al pensamiento
que yo saldré a rondar tu dulce frente
apagando tus últimos recuerdos
y a vigilar tu plácido abandono.
Si desde el sueño entonces se me cae
a tu mejilla una caricia, un beso,
lo espantarás, creyéndolo una mosca,
y seguirás durmiendo sin sentirme.
Toda la noche en vela, contemplándote
desde tu sueño, amor, que será mío,
estará más tranquilo y satisfecho
mi cariño sin límite y mis celos.
Oh, sueña, piensa en mí cuando te acuestes.
|