La Actriz en el Camerino, por Consuelo Tomás |
Con el lápiz labial
borra el último beso del hombre que amó.
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Delinea el ojo que retuvo la lágrima
hasta el último momento
con lentejuelas viste el cuerpo
abandonado.
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El polvo de las mejillas
cubre la palidez de tristeza
y el espejo se burla mostrando con descaro
a la que en un momento
cantará agonizando
sonreirá agonizando
hará la venia agonizando
y finalmente
recibirá flores
no para la actriz que triunfa
sino
para la mujer que acaba de morirle
al sentimiento.
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Del libro: Las preguntas Indeseables
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