P rez a tus montes que álzanse en majestuoso anhelo,
A rtístico jardín inserto en tu argentado cielo,
N oche o mañana alúmbrente, o luz crepuscular,
A dornada contémplote con mirto y azahar.
M ística e insinuante cuando besa tu áurea orilla
Á vido el Océano que Balboa dio a Castilla.
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