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Reportaje de sangre,
por Leoncio Obando

Foto: Internet

I
No te conoció la noche Rosa.
La noche de los sueños,
la de las ilusiones del alma.

La noche fue, entonces,
una suave brisa
en la sonrisa virgen de la amapola.

Tus pasos —niña del barrio—
fueron campanarios
de catedrales sombrías,
más allá del tiempo
murallas en la travesía
de la memoria.

II
Rosa quiero confesarte algo…
Aquellas calles que conociste,
los chiquillos desnudos
bajo la lluvia y el sol de enero.
Las muñecas que apenas te conocieron
están todavía en un rincón
de los museos de tu gloria
que se llevó la noche.

La misma noche
que enterneció tu mundo
de tiritantes estrellas,
en tu jardín secreto
suspendido en la nada.

III
Los mismos juegos de niña mariposa
están reproducidos
en la imagen de la flor.

No hay más nada que decir.
Esa es tu historia.
Como cualquier otra sonata de tu edad,
sólo que ahora es el año nuevo
de una muñeca sola
y unos sueños volando
como aves sin rumbo
en la tempestad de las banderas.

[…]

VI
Contigo se fue el mar
muñeca de porcelana y luz.
Sin embargo, las metrallas
y los tanques en el puente
dispararon inmisericordes
y nadie habló de tus derechos.

Nadie habló de amor, de libertad,
de fraternidad, de igualdad...
Y tú les enseñaste a defender
la patria mancillada
y te convertiste en maestra,
y enseñaste el himno de tu gloria.

VII
La verdad es que no te diste cuenta
de tu propio crecimiento.

En un abrir y cerrar de ojos
te convertiste en la heroica flor
que enfrentó la bala infame
y sorprendiste la noche
en que junto a ti
la patria se hizo grande.

Estábamos armados de piedras
- ¡te acuerdas! ‑
pero nos bastaba para enfrentar
a la ignominia.

Y vencimos en aquel lugar postrero,
donde vimos derrumbarse la cerca.

VIII
Porque cada piedra que lanzamos
era Rosa, un pedazo de sol herido.
Una llama que estalló
como mil bombas de Hiroshima
y Nagasaki donde otrora
se habían ensañado.

Tu muerte siguió siendo un dilema.
. . .       Padecimiento de un pueblo,
            ira de una muchedumbre,
            fundamento de liberación,
            concepto de soberanía,
            arrojo y valentía, en fin.

Te recuerdo Rosa que aquella tarde
desgarraron la bandera de la patria
y como el manto sagrado del templo,
tu corazón se partió en dos
y la sangre fue un río en las calles.

IX
Fue cuando se pudo comprobar
que la bandera de la patria
era un órgano vital
de tu virginal infancia.

Y como me vieron contigo
me han pedido que hable de ti Rosa.
Pero tú no tienes biografía.
Eras el pueblo ofrendando su sangre
y te llevaban estudiantes aguerridos
mientras cantaban el Himno Nacional
y luego fuiste ultrajada
y pisoteada y acribillada, Rosa.
Eso es lo único que recuerdo.

X
No dicen más los libros
ni los periódicos.
Sólo sabemos que la sangre
salía a borbotones de tus manos
y los tanques del enemigo
se tiñeron de rojo
y rojas las bombas y las granadas
                -que también tiraron‑
como los mangos
que nos robamos...
dije ¡Que nos robamos!
Si son nuestros todos los mangos
de nuestro territorio.

XI
Tu historia de sangre
circuló en la noche
junto a aquella fotografía
de Emilio Gastelú
cuando te llevaban estudiantes
saltando la cerca:
la alambrada de púas.
Allá te llevaban Arana, Fenton
y Hurtado.
Y caíste inerme,
               ¡Si tu sólo enarbolas
               tu inmenso corazón!

Y contigo los primeros heridos
y luego Ascanio
ya sin vida floreciendo.

XII
Desde entonces te hiciste legendaria
con ese porte de estrella furiosa,
remontando los siglos
henchida de patriotismo.

Eras Rosa Elena Landecho desgarrada,
herida, desangrada.
Confundida en las calles
en un charco de sangre hirviendo.
Enfrentando al enemigo.

XIII
Faltaron calles, Rosa,
para tantas manos.

Faltaron armas, Rosa,
para tanto corazón.

Los hospitales
no albergaron heridos,
porque en efecto, no eran tales.
Eran murallas,
colinas, fortalezas, torres...
Eran espadas Rosa
dispuestas a ofrendarte,
dispuestas a enarbolarte.


Reportaje de sangre. Tercer Premio de Poesía Esther María Osses, 2004.

Publicado en: Certamen Artístico Cultural del Trabajador (a) 2004. Obras premiadas. Ministerio de Trabajo y Desarrollo Laboral. Instituto Panameño de Estudios Laborales, Panamá, 2006.


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