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Elegía a Victoriano Lorenzo,
por Leoncio Obando

General Victoriano Lorenzo | Foto: Internet

Por estas montañas hermano
como un arco iris Victoriano va
multiplicado en todas las razas
Y no es ni indio, ni cholo, ni negro,
ni hispano, ni latino.
Tampoco ario, ni sajón, ni oriental.

Es simplemente piedra vestida de sol.
Es aquel violín sereno del rio Perequeté
y el murmullo sigiloso de la noche que sangra.

Lorenzo es el poeta de la hazaña
y el Caballero de la Ardiente Espada
(Nota: Trátese del primer panameño
en enfrentar a "los fieros y descomunales
gigantes " del Wisconsin que le temieron)

Entonces el horizonte se abre de mariposas
para saludar a Nuestro Señor Don Quijote
que en su magnífica salida derrotó a los molinos de odio
con su lanza justiciera y libertaria
su armadura de alondras y su adarga de sueños
y que tuvo por infame escudero
la triste figura de la traición.

Se dice que en los atardeceres Victoriano
cabalga en el brillante y zarco cielo del Trinidad.
Lo han visto en las esteras del viento
que viajan como mágicas alfombras
de Cirí Grande a El Cacao. Visita su cuartel de la Negrita
y otros parajes de Penonomé, y luego
lo han visto atravesar de Campana a San Carlos
de Potrero (Lídice) a Capira
camino de La Chorrera hacia Panamá.

Y en sus fantasmales travesías se pregunta
porqué el Padre Jiménez nunca le habló de libertad.

Lorenzo se ha dejado escuchar
tantas veces como el trueno -látigo de la tormenta-
y ha vuelto desde el fondo de la tierra
hecho guitarra y lámpara en los caminos.

Pero ahora... Nos quedan tus dudas en la mirada
General de la Séptima División de Caballería
de los Ejércitos Unidos del Cauca y Panamá
Oh Gran General, ¡Generalísimo Victorioso!
(Que los laureles y galones bien se ganan
en el fragor de las batallas y no en las salas
de audiencia de tragos y conspiraciones).

Como un tropel de dromedarios
tu espíritu Victoriano se hace llama en mis pisadas
porque llevo tus botas de héroe sempiterno
y tu espada como una antorcha de maíz.

Padre nuestro Victoriano Lorenzo
que estás en mi tierra.
Yo te juro que le he enseñado a mis hijos
y a todos los hijos del hombre de maíz
cobrizo, indio
Aquel que vive en la sierra
y la montaña altiva
-desde la India Dormida
al Trinidad de Capira‑
que solo tú eres la luz,
sólo tú el camino, la verdad y la vida
Porque nadie viene al pueblo sino es por ti.

De tu fosa de augurios
-tumba milenaria de la gloria‑
saldrá un ejército de gaviotas
con un inmenso pedazo de pan que repartirse

El árbol que eres está vestido
de todas las ramas del tiempo
Y la cíclica sinfonía de pájaros
es el festejo de la agreste cumbia
-del viento en los atardeceres‑
sobre tu diadema inmaculada.

Y te han visto otras veces levantarte en armas ¡Mi General!
por los campos donde llora la flor
y la noche ve caer de puro dolor
las últimas estrellas que se lleva el río
por el sendero que viaja al infinito.

¡Señores, oíd una palabra pública,
ya sabéis de quién es esa palabra!
¡Victoriano Lorenzo VIVE VIVE!

¡ORDENE USTED... MI GENERAL!


Mayo de 2002

Publicado en: El legado de Victoriano Lorenzo. Documentos, cartas y escritos. Selección de textos y presentación, Leoncio Obando Quintero.


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