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Altísima raíz
de todas estas tierras
de rebaños y lluvias,
situadas al oriente
de la noble ciudad
-Cantón del Ángel-
Estambre de la luz
y estos cielos heridos
de tormenta.
Valderas del Apóstol.
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Montadores de potros
y de reinos.
Vinieron a poblar
los sitios de la higuera,
de aromo y cardillar.
Fonsecas. Palios. Cielos.
Trinitarias del musgo. . .
La luna entre los siglos,
como un cofre encendido.
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Turbión de las palabras.
Solar empuñadura.
Aquí reposan siglos,
campanarios
y heráldicas espigas.
Comendadores solos
de vidas y de haciendas. . .
Azufres, alcanfores
y añoradas especias.
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El recental y el tigre
aquí dejaron lumbres,
navajas y terrores.
Frutal desgarradura.
Cazadores de rumbos
y de cielos.
Salitrales de ciervos.
Jabalinas.
Flechadores de cielo.
Y hacedores de lumbres.
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Los ojos pedernales
y la oscura manada.
El azogue insepulto.
Iba pesada danta
entre frutal y estruendo,
y el zaino de almizcle
y mordedura.
El colibrí encendido
de pulso o cerbatana.
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Del libro: Lugares y criaturas.
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