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Brilló en la nada el rayo de la vida
hirió al pasar la sombra pavorosa
y allá a lo lejos, para el bien nacida
te vio el anhelo aparecer grandiosa. |
El suspiro cayó, que el pecho anida;
secose el llanto de la faz llorosa,
y el alma excelsa, en el vaivén herida
luchó hasta el borde de la negra fosa. |
Que así en la muerte al encender tu llama
huye la duda y el dolor fallece
y aliento infundes a la misma Fama; |
Virtud concedes, que a tus plantas crece;
al Vicio matas cuando airado brama,
y ni en la tumba tu fulgor perece. |
Del libro: Belisario Porras (Poeta), por Concha Peña.
Panamá, 1956.
Versión original, publicada en: La Miscelánea de Medellín.
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