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En el pozo se cayó
la luna – moneda rara-
la perseguían los canes
furiosos de Doña Juana.
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Huye le gritaba el sol
y el viento no la dejaba.
Huye, la nube celosa
y le ensuciaba la cara.
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Mordiendo el aire venían
alborotando la pampa
siete perros incansables,
siete mastines con alas.
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La noche prestó su sombra
para que no la alcanzaran
pero la luna por tonta
cayó rendida en el agua.
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Lloran el margen del pozo
siete perros con sus ansias,
siete canes vigorosos,
siete calientes espadas.
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Cuidando su honor de niña
la luna, toda mojada,
todo llanto y toda pena,
murió virgen en el agua.
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Del libro: Romancero Criollo y otros poemas.
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