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Que se paren los relojes!
Que se oscurezcan los cielos!
Ha muerto en pleno combate
un valiente guerrillero.
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Qué fue blanco? Que fue rubio?
Que fue chino o panameño?
vietnamita o español,
portugués o brasilero?
Lo que importa es que murió
un valiente guerrillero.
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Que si se llamaba Juan,
Que si se llamaba Pedro,
lo apellidaban González,
Pérez, Torres o Quintero?
Lo que importa es que murió
un valiente guerrillero.
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Que lo mató un guardia civil,
acaso un carabinero,
un gachupin, un soldado,
un esbirro del gobierno?
Lo que importa es que murió
un valiente guerrillero.
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Loco le decían algunos,
Criminal los que temieron
perder tierras y haciendas
vicios, lujos y dinero;
pero el sólo defendió
a los que nada tenemos.
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Fue una tarde como todas
un diez y nueve de Enero,
Lo que importa es que murió
un valiente guerrillero.
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La libertad se agitaba
en su pecho como un trueno
y multiplicaba en sus pasos
las ansias de todo un pueblo.
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Precio puso a su cabeza
la oligarquía y el gobierno,
el Pentágono y la CIA
y los traidores de adentro,
mientras el pueblo abrazaba
con un fervor verdadero
la causa que es carne propia
del campesino, el obrero,
del combativo estudiante
y el profesional sincero.
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Lo mataron a mansalva
por la espalda y sin remedio
más sembraron con su muerte
banderas de rojo fuego,
un mapamundi de antorchas
que vienen desde su cuerpo.
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Quien creyó que con su muerte
dejó la lucha en silencio
nunca ha visto desbordarse
un mar de puñales negros.
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Que se paren los relojes!
Que se oscurezcan los cielos!
Ha muerto en pleno combate
un valiente guerrillero.
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Hay deudas que no se olvidan
Y ésta…. la cobrará el pueblo.
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Del libro: Romancero Criollo y otros poemas.
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