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Sueña que te sueña, sueño
que me está desesperando
Sueño de labios ardiente
Sueño de muslos temblando.
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Yo no sé como se nutre
la tarde de azules nardos;
sólo sé que me enloquece
la poesía de tus mangos.
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Sueña que te sueña, sueño
de mis anhelos descalzos.
Dos de cal, una de arena
Y otra de cálido espasmo.
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Del libro: Romancero Criollo y otros poemas.
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