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Donde el silencio crece y donde el trino
desnuda el corazón de las campanas
escribiré las letras más humanas
con sangre de Pinzón y dardo fino.
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Guitarras en la noche del camino
y consignas hiriendo las mañanas;
no silenciar su nombre en las ventanas
si decir Polidoro es un destino.
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Se apagaron con él algunas cosas
y nos mojan sus aguas amorosas,
su corazón azul y su honda pena.
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El pan de la canción cayó tendido:
renace en mi palabra el tono herido
y sangro con Pinzón a sangre llena.
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Del Libro:Despedida del hombre
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