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Bandera que contemplo destruida
por mercenaria mano de invasor,
te arrancaron el rojo. De tu herida
renace más vibrante ese color.
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Al mirarte del asta derrumbada,
ofendida y sangrando en tu grandeza,
a tus hijos pregunto en voz airada
si ha de quedar impune la vileza.
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Desde niña te amé; eres enseña
sagrada cual la madre para el hombre;
rostro de Patria, símbolo bendito!
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Mas dejo de llamarme panameña
si ultrajado quedárase tu nombre
y burle a la justicia el cruel delito!
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Publicado en: El País, Sábado 9 de mayo de 1959..
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