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POEMA ARIO GRECO-LATINO -II- Eneas, por Darío Herrera
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Es noche de tumulto. Rojas teas
hienden la sombra en luminosas marcas...
No es Cartago propicia a los monarcas;
tampoco a las sensuales Citereas.
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Tal lo comprende en su videncia Eneas,
que furtivo se ausenta hacia las barcas:
va de Italia a las rústicas comarcas;
resurgirá su raza en las aldeas.
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Y Roma será grande!... En tanto Dido,
por el dolor su espíritu abatido,
en la demencia del amor tirano,
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Su cuerpo entrega a la flagrante pira;
y ya muriendo, apasionada mira
la fugitiva nave del troyano...
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Del libro: Lejanías
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