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El gesto fue reventado a golpes
(ahora no podría saberse si te ríes
o es el dolor que te contrae el rostro)
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pero luces jubiloso tu músculo invencible
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tu cerebro es ataúd de células y cuna de neuralgias
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pero elevas jubiloso tu corona de violencia
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la fanaticada delira de gozo por el triunfo
y te prepara la mortaja y un dispositivo de olvido
a la primera derrota.
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Dicen que has matado al contrincante.
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Del libro: Las preguntas Indeseables
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