|
|
|
|
En tanto que la aurora,
jardinera celeste,
hace abrir las brillantes amapolas
de los prados de Oriente,
se despiertan las aves
que sueñan en las ramas
y tienden hacia el aire
las flechas de sus alas.
|
Así mi alma también cada alborada
_tal el cielo de rojos arreboles_
se tiñe con el grana
de bellas ilusiones,
y, cual aves de luz, mis esperanzas
en ascendentes giros
tienden hacia el azul sus verdes alas
con ansias de infinito…
|
Del libro: Parnaso Infantil
|
|
|
|
|
|
|