A Hilda Gadea, en Lima Pero el cadáver, ¡ay!, siguió muriendo. |
Hasta que tu poesía hecha de pedernales |
Hasta que cada Hombre desenterró sus muertos |
¡Entonces, César, padre, hermano, compañero, |
Publicado en: Antología general de la poesía panameña (Siglos XIX-XX). Barcelona, 1973. |
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