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Todo me hiere, todo: lo secreta
palabra del amante a su adorada;
la sonrisa sincera o la forzada
con que el vulgo me dice: "Adiós, poeta".
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La mirada discreta y la indiscreta,
la espina de la rosa que me agrada,
el pudor excesivo de la honrada
y el impudor de la mujer coqueta.
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Todo me hiere, todo: la arrogancia,
del necio, la humildad del hombre honrado,
la hartura vil, la sed del peregrino;
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Todo, todo me hiere sin clemencia,
menos el rayo de Jehová, sagrado,
que a Saulo derribó sobre el camino!
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Del libro: Obra Selecta (Verso y Prosa)
Academia Panameña de la Lengua. 1974
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