Ven mi niño, siéntate al lado de tu abuela
y escucha atento lo que hoy te voy a hablar:
El buen hombre se forja sus propias metas
por las cuales batalla por pronto alcanzar.
Esfuérzate mi niño, por ser como el águila
que vuela alto, alto, con esperanza y vigor,
por nimiedades no detengas tu camino,
lucha por tus metas con disciplina y rigor.
No anides en tu pecho el desaliento y pereza
¡Anímate con valentía y actúa con presteza!
Del libro: Cuando las palabras danzan al ritmo del sentimiento.