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Dios te salve, María, y a mí también
y aunque estas cosas no se arreglan por teléfono
Comprende que todos los días trabajo
y solo puedo llamarte los domingos.
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Sabemos que sufres por los desvali(ja)dos
porque un buen día te apareciste a Fátima.
Heme aquí hoy desvali(ja)do
pero no sufras por ello.
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Nosotros también lloramos por ti
porque te es difícil estar apareciendo
cuando quieres hacerlo.
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Nos damos cuenta
que tienes mucho que hacer
Cocinar para Dios y darle de comer a los ángeles.
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Dios te Salve, María, y a mí también
Acuérdate que hoy es domingo
y la lotería juega a las doce.
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Del libro: Carta a Blancanieves.
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