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Niña de los lindos ojos.
La de los ojos del cielo,
Tu no sabes, vida mía,
Con qué locura te quiero..!
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Te quiero porque eres linda
Y eres mi dulce consuelo,
Pero sobre todo, niña,
Porque tus ojos son cielos.
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Tus ojos tienen el brillo
Del matutino lucero,
Y son de tu alma divina
El más sublime reflejo.
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Cuando me miran, me encantan:
Si no me miran, padezco;
Que son ellos mi alegría
Y son ellos mi tormento.
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Cuando fijas tu mirada,
De ardiente esperanza espejo.
Me parece que así miran
Los ángeles del Eterno.
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Cuando tus ojos sonríen,
No sé, niña, lo que siento!
Así se sonríe el alma
Que se abre al amor primero.
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Cuando lloran y desprenden
Mil diamantes hechiceros,
Como los lirios del campo
Cuando los agita el viento.
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Yo no sé! Mas sin fijarme
Yo también lloro con ellos,
Y ese llanto que derramo
Es de mi pena el consuelo.
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Tu no sabes, por tus ojos
Cuánto, mi vida, padezco:
Si me miran, me asesinan
Si no me miran, me muero.
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Por eso, prenda querida,
Mírame siempre te ruego,
Mejor morir a tus ojos,
Que vivir lejos de ellos.
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Revista El Heraldo Del Istmo, No. 36
Publicado el 30 de junio de 1905
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