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¡Por qué te adoro mujer,
Por qué solo en ti reposa
Toda la existencia hermosa
Que es esencia de mi ser!
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Eres mi dulce consuelo:
Tu amor es toda mi historia,
Y sola encarnas mi gloria
Como cielo de mi cielo!
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Si pienso en el porvenir,
Mi pensamiento me advierte
Que no me importa la muerte
Si á tu lado he de morir!
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Porque rompiendo los lazos
De la vida de improviso,
Conquistaré el paraíso
Al morirme entre tus brazos.
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Revista El Heraldo Del Istmo, No. 43
Publicado el 15 de octubre de 1905
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