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Anhelo escribir unos renglones
Náyade hermosa, carnéfora romana,
Graciosa niña de bellas condiciones,
En que leas tu influencia soberana.
La influencia febril de tus acciones,
Inspiradas por la belleza humana
Condensada de tu alma en el crisol.
Alma de armiño ante el fulgente sol!
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Tus Ojos
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Mucho del Mundo y del Cielo se olvida
Al resplandor de tu pupila bella,
Radiante foco que al amor convida,
Instando a dar, cual mariposo, en ella,
Alegre fin a nuestra triste vida.
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Tus Miradas
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Cuando miro tus ojos encendidos
Hacia mi dulcemente dirigidos
Al olvido destierro mis enojos
Viendo impresa mi imagen en tus ojos..
Efímera impresión!... De tu retina,
Si me ausento, la imagen se elimina...
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Dedicada a Angélica
Quién luego fué Doña Angélica Ch. de Patterson, insigne educadora.
Del Libro Jirones de Adolescencia. Roma, 1905
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