El Romance de los Viejos, por Eduardo Maduro
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Mientras canta la vida,
¡Como pasan los viejos!
Viven mucho y se vuelven
tristes como los duelos,
turbios como las nubes,
fríos como los hielos,
serios como las tardes,
como las noches tétricos.
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Son como las reliquias
de los rancios museos;
hay que cuidarlos tanto,
porque son los abuelos.
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Grandes almas dolidas,
pobrecitos enfermos,
tiemblan de pronto, caen,
se recogen de nuevo,
se componen y andan,
vacilando, unos trechos.
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Bendecid las jorobas
de sus marchitos cuerpos,
donde anidó la vida
con todo su embeleso.
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Bendecid esas almas,
donde es rescoldo el fuego
de algún amor pasado,
de algún ideal inmenso.
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Exclamemos contritos:
¡Cómo pasan los viejos!
Algún buen día mueren
de cansancio y maltrechos,
como mueren los árboles
en los tristes senderos.
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Y se los llora entonces
y se ensalzan sus hechos
y en filas apretadas
los siguen los cortejos.
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Pero luego. . . La vida
quiere todo lo nuevo
y anhela desprenderse
de lo triste y lo añejo.
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¡Juventud, claras risas,
todo un mundo moderno!
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Y ya todos se olvidan
de los mustios abuelos.
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¡Cómo canta la vida!
¡Cómo pasan los viejos!
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Del libro:
Poemas Líricos de Eduardo L. Maduro Lindo
Homenaje póstumo a la memoria de Don
Eduardo L. Maduro Lindo (Q.E.P.D.) en el
Décimo Aniversario de su sensible deceso.
Su Viuda Carmen, sus
hijos, nietos y biznietos.
Panamá 8 de Julio de 1976
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