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Para el amor, capacidad silente,
su fortaleza, en el dolor intensa;
la vocación de sacrificio inmensa
y de perdón inagotable fuente.
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El darse toda con ternura densa
por ser más sabia cuanto más prudente
morir mil muertes por el hijo ausente
sin esperar ni en Dios la recompensa.
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Si es de humanos tan gran desprendimiento,
si lo podemos concebir siquiera,
como ideal del más puro sentimiento.
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Es porque todos en nuestra primera
y más profunda acción del pensamiento
llevamos una madre prisionera.
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Tercer Premio del Concurso Nacional
de Poesías a la Madre
Auspiciado por el Club de Leones de Panamá
Diciembre 8, de 1969
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