1
Vengo para nombrarte
y tocar a la muerte con tu luz
y curar a la vida con tu herida
pero la boca se me llena de Sariguas.
2
Donde el beso era prohibido ahí él puso su furor,
donde el tacto transgresión la llaga de su dolor;
donde la vida pasión la llama de su calor...
3
Lo que nace, para morir nace, pero no para ser segado.
Lo que es vivo, vive para vivir, pero no para ser negado.
4
Niños peces y laureles te nombran
y el río Federico y la nube
y la sien que convoca tus voces,
odres nuevos multiplicándose en el cielo,
para lidiar la cornada de Viznar.
5
Un siglo pasa apenas como pasa un río.
Pesa y pisando pasa y todo lo que refleja es mío.
Pasa con su cristal y su pez dorado.
¿Acaso nos volveremos a mirar en ese río?
|