Los vientos sueltan al aire
largos cabellos plateados.
En el potro de los sueños
cruzo los llanos amargos.
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Llano largo, llano oscuro
para mis miedos callados.
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Los relámpagos me cortan
como machetes quebrados.
El aire —ronco de gritos—
en la tormenta montado,
con brujas enfurecidas
mi esperanza va acosando.
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Miedo de morirme solo
bajo este cielo nublado,
miedo, miedo. Miedo horrible
de quedarme aquí, agotado,
en un desierto de gritos
que me arañan despiadados.
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Allá lejos sé que aguardan
los ranchos desencajados,
bebiéndose las angustias
de su vivir agachado.
Tristes sombras que se mueren
en un esperar cansado.
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Golpeado por esos gritos
que atrás me vienen ahogando
ya yo sé que vengo huyendo
por un llano negro, amargo,
montado en la cabellera
de un viento desesperado...
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Publicado en: El Panamá América, 30 de septiembre de 1944.
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