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Pienso que en una tarde sensitiva,
en una tarde azul de primavera,
mi alma habrá de volar, como si fuera
una errante paloma fugitiva.
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Pero habrá de volar llevando viva
en su doliente y trémula carrera,
el ansia de abrazar esta quimera
que tanto me subyuga y me cautiva.
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Mas cuando mi alma vuele, amada mía,
y se pierda en la bóveda vacía,
yo no quiero ni llanto ni aflicciones;
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quiero sólo que, viendo el firmamento,
me dediques siquiera un pensamiento
y el riego de tus santas oraciones.
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Del libro: Retazos Líricos.
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