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I |
Un puñado de flores y hojas viejas,
lazos de cintas en guedejas blondas
que me hablan de dolores y de quejas,
de amores viejos y ternezas hondas
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sólo te puedo dar. . . Más no, olvidado
tengo también, entre mis viejas cosas,
un puñado de cartas ya borrosas,
y un pobre corazón despedazado.
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II |
Está lista la barca, vamos al viaje;
sigamos tras las ondas del mar sonoro
que semeja un gran lienzo de fino encaje
donde pone el sol ígneo sus manchas de oro.
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Mas no: mi vida acaba, la tuya empieza
y casi son dos polos nuestros dos seres:
tú viajas por las ondas de los placeres,
yo naufrago en los mares de mi tristeza.
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Del libro: Retazos Líricos.
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