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Para Harmodio Guardia |
Flota por el ambiente, de tibia luz escaso,
un hálito suave de viva animación,
mientras con tu moderna falda de medio paso
vas siendo como el punto blanco de la atención.
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Cuando siento el ruido de tu chapín de raso
que roza el pavimento con delicado són
y tus ojos me miran, no se que siento. . . acaso
esos golpes resuenan dentro de mi corazón. . .
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Después, cuando la música se pierda en el vacío
y tú desaparezcas, retornaré al hastío
asiéndome a los brazos de mi pesada cruz;
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Y entonces, en silencio, sufriendo mi agonía,
diré que soy un lago al cual el sol un día
acarició un instante con sus besos de luz.
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Del libro: Retazos Líricos.
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