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Leyendo a Amado Nervo. |
Nuestra alma, siendo una sola, tiene infinitas fases.
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Son tantas las almas en que se retrata!
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Unas veces -cuando se refleja en una alma
saturada de ensueño- su color es el azul
luminoso de los cielos, suavizador de líneas,
y sabio armonizador; otras veces -retratada en un
alma oscurecida- se vuelve del color siniestro de
la noche y es blanca reflejada en una alma
inmaculada y roja retratada en un charco de
pasión.
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Luego nuestra imagen, así polarizada es presentada
a los demás y como el grado de luz varía en cada
alma, por el mundo andan imágenes nuestras,
más apreciadas que nuestro yo, del
que no tienen ya ni la forma.
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¡A tanto alcanza un ligero matiz o una graduación
de la luz interior tan escasa en ocasiones!
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Del libro: Primicias.
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