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Miro mi reloj. Minuto a minuto muévense
sus manecillas con un ruidito alegre de caminata.
Es el tiempo que pasa.
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Cara a cara miro mi reloj. La manecilla incansable
señala un nuevo segundo. Es mío!
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Qué haré de él?
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Vivirlo, intensamente, plenamente.
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Cuántos minutos más serán míos?. No lo sé.
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Pero todos; ¡todos! estoy dispuesta a vivirlos
con la misma intensidad de éste, que acaba de
pasar.
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Del libro: Primicias.
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