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I |
Sibiribiribí!
El tierno pajarillo
de la jaula dorada
canta? No: talvez llora,
cuando nace la aurora
abre inquieto el piquito,
su piquito gentil.
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Si-rri-rri-rri-rri-bí!
el pajarillo exclama;
por libertad suspira,
su cuerpecito gira,
y sus alas reclaman
lo que traduce el trino
Si-bi-ri-bi-ri-bi!. . .
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II |
¡Cuántas veces sus alas
ansiosas agitara
por azules confines
tras de la compañera
loca y enamorada
con el piquito húmedo
en el último trino
Siriribiribi!
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III |
El pajarillo alegre
de tardes que pasaron,
acalló sus gorjeos;
y en la jaula dorada,
silencioso, tan triste
como lo hablan sus ojos,
su piquito antes rojo
se tornó ya tan pálido
como lo es el marfil.
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IV |
Y los trinos sonoros
lejos de su gargantas,
si eran ayes alados
ya esos ayes no lanzan,
ni se mueve el estuche
de su pico gentil,
porque en tarde serena
exhaló el postrero
de sus sibiribiribi!....
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A Enrique L. Hurtado.
Del libro: Sonatinas
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