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TUS OJOS
Inclinado a tus pies, puesto de hinojos,
a tus gracias le canto, reina mía,
y te declaro que la luz del día
es opaca a la lumbre de tus ojos.
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TU BOCA
Como un clavel de fuego entre rosales
es el capullo de tu roja boca,
que tiene tal poder que cuanto toca
lo convierte en ardientes madrigales.
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TU VOZ
Y de tu voz el cristalino arrullo
es más suave que el aura matutina,
y más que de las fuentes el murmurio.
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COMPENDIO
Y toda tú, mi ideal, mi soberana,
me llenas de pasión y vivificas
como un rayo de sol de la mañana!
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Del libro: Sonatinas
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