|
|
|
|
I |
Bajo el cielo azuloso
de una mañana ideal,
te vi, panameñita,
de zapaticos blancos
y faldellín azul,
con flor en el corpiño
y sombrero de La Paix.
Parecías en tu andar
toda la aristocracia
de la modernidad,
y más que todo una
bella mademoiselle.
|
II |
Ayer tarde te vi,
trigueña tropical,
cruzar a paso leve
para la catedral.
Como una miniatura
de mágico pintor,
tu rostro parecía
la imagen del dolor,
por tus ojos serenos,
tu perfume de paz
y tu boquita pálida
como agotada flor.
|
III |
Cuando bajo la luna
en noches de argentadas
tinturas, se destaca
tu púdica silueta,
me finjo que tú eres
la musa del poeta.
Con tu ceñido traje
blanco como azucenas
y a las caricias sueltas
del aura tus guedejas,
me pareces divina
como el mejor poema.
|
Del libro: Sonatinas
|
|
|
|
|
|
|