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I |
Porque vino a nacer
tan simple y buena, y fue
hogar, casa, morada.
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Está sola la casa.
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A la buena de Dios ha ido quedando
mi casa familiar. Nadie la habita.
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Adobe quedará sobre el adobe.
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Está sola la casa.
Defiéndela, Señor, !nada te cuesta!,
defiéndele los años de ir viviendo
duramente en su sitio.
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Tal vez por ese musgo, o sombra, o nada
que desde alguna parte le nacía;
sin donde comenzar, ¡sin dónde cielos!,
sino en esa figura que caía.
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II |
El patio, el mirto, el alba,
el camino de piedras
maldejado en la yerba,
el barandal de herrumbre, el pasamanos
dulcemente glorioso.
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El claro aguamanil
que tuvo una ventana
y tuvo a abuela,
porque ella cada día
lo llenaba de esencia y madrugada,
cuando el agua brocal lenta caía.
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Del libro: Sin el color del cielo.
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