Por las horas que caen hasta tu rostro
-circuido de pájaros y voces-,
por la yerba que crece en los escombros,
por las cosas que nacen en las noches
pobladas de antiguas flavescencias,
por la carne de árbol que sustenta tu nombre,
te amaré hasta el cansancio,
llevado por la euritmia del tiempo y el espacio.
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