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Para Carlos Cabezas Luna.
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Fui por el mundo regando versos
como esterlinas riega un Rotchil;
amé los cisnes, los lagos tersos
y las radiantes albas de abril.
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Mi alma tan noble, tan sensitiva,
que por la gloria sintió pasión,
de toda hermosa quedó cautiva
y amó infinito mi corazón.
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Una mañana de mis auroras
salí cantando con mi laúd,
y como alondras madrugadoras
solté mis versos de juventud.
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Enamorado de las hazañas
como si fuera conquistador,
surqué los mares, salvé montañas
con la arrogancia que da el valor.
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Cuando uno es joven y ama la vida
busca horizontes para volar;
yo, con el alma de luz henchida
busqué otros mundos para soñar!
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Y fui marino. Playas lejanas
llegué en mis ansias a conocer;
gocé caricias de cortesanas
y en otras copas gusté el placer.
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Con ninfas bellas yo tuve citas,
y en los festines, como un don Juan,
besé las bocas de margaritas
y eran sus besos como champán!
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Yo amé las rubias y las morenas;
busqué el paisaje crepuscular.
Con mis cantares calmé mis penas
y tuve idilios junto a la mar…!
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En las hermosas noches de plata
que al vate inspiran dulce canción,
dejé, galante, mi serenata
frente a las rejas de algún balcón.
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A mí me vieron los pordioseros
cruzar errante por la ciudad,
y bajo el oro de los luceros
pasear, altivo, mi soledad!
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El falso halago, los oropeles
con que nos brinda la adulacía,
los tuve todos, y en mis corceles
crucé, triunfante, la Patria mía!
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Algo he gozado. Yo no me quejo.
Hubo en mi vida dicha y dolor,
y aunque me vaya poniendo viejo
vivo alentando sueños de amor!
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Del libro:Poemas Galantes.
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