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Para Demetrio Herrera Sevillano.
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Pronto, barquero, rema. Con tu prora
la nívea espuma de la mar desflora.
Es hora en que florece el limonero
y del alba despunta ya el lucero.
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Abre al viento las velas armoniosas
y en tu barca condúceme ligero
hacia las verdes playas aromosas,
donde radiante cual la luz que albea,
arribó una mañana ¡toda rosas!,
casta y desnuda, Venus Citerea!
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Pronto, barquero, parte hacia lo ignoto,
y en tu divina góndola rosada
condúceme a la hermosa Isla Dorada,
donde florece el pámpano y el loto!
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Quiero cruzando las serenas ondas;
quiero surcando las azules linfas,
pisar la dulce tierra de las ninfas
y con ellas danzar bajo sus frondas.
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Parte, barquero, a la dorada playa
donde el Amor cual lirio se desmaya…
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Allí todo es ideal, todo es hermoso;
bellas como Princesas las mujeres,
el cielo más azul, más luminoso.
Boga, barquero, boga hacia Citeres,
que es hora en que el Amor nace cobarde
y se asoma el lucero de la tarde…
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1923.
Del libro: Poemas Galantes.
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