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(A mis detractores, cordialmente)
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No estoy vencido, no! Frente a la vida
luchando sin cesar en el combate,
mi altiva frente se mantiene erguida,
dispuesto a resistir cualquier embate.
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Para mí el sufrimiento es acicate
que templa mi alma, para el Bien nacida,
y a cada golpe con que el Mal me abate
renuevo con valor mi fe perdida.
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Aún pleno de vigor lucha mi brazo
por conseguir que mi triunfal bandera
tremole siempre altiva en el Parnaso.
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Aún mis ígneos carcajs llevo cargados,
y en un rapto de cólera pudiera
fulminar, sin piedad, a los malvados!
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Del libro:La Epopeya del segundo canal.
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