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Al hermano ido, Enrique Geenzier.
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Adiós, noble Enrique!, te dice un hermano
que siempre tu diestra con honra estrechó
y el mar y los cielos, la cumbre y el llano
pronuncian tu nombre que gloria nos dio.
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Ha tiempo, poeta, tu nave maltrecha
a playas ignotas ansiaba zarpar,
y vino una noche la muerte que acecha
y al fin en su esquife te quiso llevar.
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La muerte, la pálida! Qué triste y sombría
será su llegada! La espero también!
Pues sé que una noche muy negra, muy fría,
vendrá con la helada a besarme la sien.
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Hermano, hasta luego! La Musa y la historia
no olvidan que un día de triunfo inmortal,
Apolo en el templo de Palas, con gloria
ciñó de laureles tu frente genial!
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1943
Del libro: Mármoles.
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